Kenia Carbo nos propone observar curiosamente el diseño de los objetos y los ornamentos naturales a través del dibujo. Su trabajo nos propone distinguir la unicidad que los conforma. Así, sus dibujos están influenciados por la fascinación de las formas de la naturaleza y, en los objetos industriales, resalta la presencia de las memorias colectivas.

En varios de sus trabajos alude al diseño de las tazas de porcelana decoradas con rosas que se hallaban, sobre todo, en las casas de las abuelas, las cuales aunque podrían percibirse como un simple decorado, sugieren la idea de lo femenino, las intenciones de sostener los roles de género a lo largo del tiempo, a través de la asociación de estos objetos-vajillas con el juego de la cocinita para niñas, o de las flores-regalo para mujeres en un día especial.

Otros de sus dibujos abordan el tema de la organización del hogar como un formato universal, que permitiría habitarlo correctamente. La sala, el comedor, el jardín son áreas sociales donde se comparte con otras personas, a diferencia de las áreas personales, la habitación o el baño, concebidas para la intimidad. En estas propuestas, la distribución funciona como modelo para hurgar en nuestra psiquis y reconocer la necesidad de un lugar físico para producir pensamientos.

¿Qué diferencia a un objeto industrial de otro? La artista nos anima a apreciar que el uso que les damos, también permite establecer el recuerdo. Este activará otros sentidos, como cuando olfateamos un perfume que evoca la presencia de una persona; sin embargo, el recuerdo se incompleta al unir el sentido de la vista con el portador. Podemos intuir que la huella del uso personal en un objeto, aunque tenga el mismo aspecto que otro, hace que diferenciemos lo propio de lo ajeno. Tenemos, a la vez, la necesidad y la capacidad de individualizar los objetos y de crear experiencias a través de ellos.

En un recorrido por las cosas y sus representaciones, Carbo observa también los diseños de los inmuebles de la ciudad e ilustra el evidente anhelo de los ciudadanos por cumplir sueños de comodidad y crecimiento. Por ejemplo, a través de construcciones que erigen pisos –en ocasiones endebles– por las limitaciones económicas calculadas a partir de los metros cuadrados en los que se habita. Por otra parte, aprecia lo orgánico de las plantas mediante sus colores y formas, con la intención de identificar en lo posible los lenguajes de las mismas y, a la vez, subrayar la importancia de estos seres a los que arbitrariamente asumimos como objetos de decoración.

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